martes, 7 de agosto de 2012

My friends over you.

Hacia mucho que pensaba que nunca iba a volver a sentir la tranquilidad que siento en este momento.
Música, un poco de brisa en las piernas, una sonrisa en la cara...
Pero sobre todo, tranquilidad.
Pensé que las cosas nunca volverían a ir bien, que toda tranquilidad estallaría en un inevitable caos.
Las heridas que tenía van cicatrizando, aunque a veces vuelven a sangrar, es complicado curar algo parcheándolo, pero tras dejar de destapar la herida para mirar, va cicatrizando.
Poco a poco, el tiempo pasa más despacio cuando más rápido quieres que vaya. Pero por fin todo ha alcanzado un grado de equilibrio casi perfecto.
Creo que por fin puedo respirar sin sentir que los pulmones oprimen mi pequeño y débil corazón.
Es una sensación conocida pero casi la vivo como si fuese nueva.
Tengo miedo de que se vuelva a ir.
De que sea algo pasajero.
De que desaparezca antes de poder exprimirla al máximo.
Supongo que las cosas no son como esperaba, realmente nunca lo son. Pero el resultado no es malo.
Sé que no habría podido llegar hasta donde estoy ahora sin esa pequeña gran familia de amigos que tengo, que lo son todo para mi, que están para las risas y las lágrimas, que son incapaces de enfadarse entre ellos, pero sobre todo porque me han demostrado que es estupendo formar parte de esta familia.