sábado, 8 de octubre de 2011

Hide it. Show it.

Nos gusta maquillar la pena, intentando disimular el dolor, pensando que si está tapado, no se ve.
Creemos en eso que dice: "Ojos que no ven, corazón que no siente". Nos gusta engañar a nuestra mente, dejando que se fíe de nuestros sentidos, permitiéndola creer lo que nosotros sabemos que no es cierto. 
Quien realmente te conoce mira tu persona de manera más profunda de la que los sentidos normales lo hacen, me gusta decir que miran a través de tu alma. Hay gente más transparente y menos, pero todos dejamos que unas pocas personas nos vean tal como somos. Nos ocultamos tras una coraza, dejamos nuestros sentimientos al fondo a la derecha y esperamos ser los únicos que conocemos la manera de entrar en nuestra parte más profunda. Mentira. Nos gustaría con locura compartirlo todo con alguien, pero nos asusta lo que la otra persona pueda pensar, o como pueda reaccionar cuando realmente nos conozca. En ocasiones nos cerramos total y completamente. Esto no quiere decir que nadie pueda acceder a nosotros, sino que cada vez se va haciendo más difícil, la confianza es escasa y el sentimiento de miedo, crece.
No todos saben hacer la elección de a quien otorgar la confianza, todos nos hemos equivocado cientos de veces. A medida que pasan los años es más y más complicado saber en quien confiar, vamos acumulando secretos, confesiones, problemas y demás cosas que no queremos que nadie sepa, aunque sin embargo sentimos la continua necesidad de gritar al aire todo aquello que ocultamos, recurriendo a aquellos más cercanos a nosotros. 
Normalmente damos un ápice de confianza y según va pasando el tiempo lo ampliamos prudencialmente. En ocasiones, muy pocas incluso escasas, acertamos.  Si eso sucede, que sepas que en algún momento, sistemáticamente dejarás de confiar en esa persona porque haya cometido un error. Mejor ir asumiéndolo ahora que no que te pille todo por sorpresa. También mirando el otro lado te digo que no confiar en nadie hace que mucha gente se aleje de ti y eso quizás sea hasta más duro que el hecho de tener que perdonar a alguien por un error que todos podríamos cometer. 

1 comentario:

  1. La sinceridad del alma, es una cuestión propia. Como una niña jugando en un parque con todo el poder de crear un mundo a su alrededor.
    Nadie dijo que los placeres iban encadenados con cuestiones contrarias a una cierta conclusión.
    El deseo crea, construye y mueve montañas. El aprecio hacia tal movimiento, tiene q ser propio, pero ala vez sabemos que necesitamos que el eco, llegue a los rincones más deseados de nuestro universo. Cada uno crea su mundo y cada uno se miente lo que quiere. Deseo,sonrisas, amor, nostalgias y etcétera infinita para poder decirte lo que mas necesitas..
    Lo importante no es mentirse, si no valorarse y pecar por tus propios errores y aprender de ello..... tan difícil y tan crucial..que uno mismo es capaz de sonreír en un dia gris.. muak!

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