viernes, 25 de mayo de 2012

Aún escucho el eco de los violines. ¡Qué triste!

Aún sin ser en acústico, aún sin ser en tu salón, aún sin ser contigo... A veces cierro los ojos y siento que puedo escucharlo. Tan nítido como la última vez, sintiéndome igual, sintiendo lo mismo... Sólo he de coger los cascos y relajarme.
Puedo verte sonreír mientras cantas.
Escucho cada acorde como si estuviese a dos metros de ti. Como antes.
Al abrir los ojos creo que no habrá tiempo suficiente en el mundo para acercarnos lo suficiente como para no notar que en algún momento determinado, tal como ahora, la distancia entre nosotros era infinita.
Siento que me da un vuelco el corazón cuando escucho la que siempre será nuestra canción, en su mejor versión. Apenas puedo escucharla entera sin que una lagrimita asome por mis ojos y caiga por mi cara.
A veces creo que debería hacer como dice esa canción y "mejor callar y hacer del cielo un desván".
Hay cosas que están mejor bajo llave, donde nadie pueda acceder a ellas.

jueves, 17 de mayo de 2012

Esa estúpida cosita llamada Amor

Mis conocidos saben que mis lecturas favoritas cuando mis ánimos andan bajo mínimos son las lecturas románticas. Ojo, nunca esos truños que leen las abuelas en sus horas prenovela de la tarde.
Me gustan las historias con cierto matiz de imposibilidad y obviamente, mejor si el final es feliz.
En el fondo me gusta engañarme. Soy esa estúpida amiga romanticona que todos tenemos y que busca su final feliz.
Veo dificultad donde otros ven el final de todo. Veo la desesperanza como un camino mas en mi etapa. Veo lo imposible como algo cercano.