miércoles, 6 de abril de 2011

War.

Esto es el juego de la guerra de desgaste.
El amor es la guerra de desgaste más larga, cansina y agotadora que he conocido.
No paramos de dejar oportunidades al enemigo, esperando que él haga lo mismo con nosotros.
Nos liamos a disparar balas perdidas, dañando lo menos posible.
Pero llega un punto en que el juego de jugar a la guerra cambia y se elimina el juego.
Comenzamos a lanzar granadas, buscamos algo que meter al cañón sólo para que les de en la cara y podamos sentirnos victoriosos por un momento. Después te das cuenta de que toda la mierda que encuentran la lanzan sobre tu cara y sólo puedes cerrar los ojos y esperar que el impacto sea lo más leve posible.
Cuando ya no queda refugio posible nos lanzamos con lo que nos quede, ya sea disparando, arrojando...
Hasta que la guerra parece que no puede tener más heridos, no puede haber más sangre por el suelo, no puedes sentir más sentimiento de dolor que en ese momento. Miras al cielo esperando algo que sabes que no va a suceder.
Entonces llega el turno de la firma de la paz. Te niegas a renunciar a lo básico, después de todo lo que has perdido es lo más razonable, lo has dado todo y te vas apenas sin nada. Todos queréis lo mismo y no hay posibilidad a hacer un reparto así. Total, siempre hay alguien que pierde en la guerra.
Te vas con lo poco que has podido recuperar. Te vas con recuerdos, con las pocas risas que recuerdas, con las cosas que te hacían sonreír.
No está mal, pero no va conmigo.










Adele – Hometown Glory (Album)

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