lunes, 12 de diciembre de 2011

Hating being hated.

He leído una frase que me ha encantado. Simplemente me ha encantado.


El amor le dijo al odio: “¿Por qué me odias tanto?”. Y el odio contesto: “Porque alguna vez te amé demasiado”.

Soy de las que creen que el odio llega por un camino más fácil cuando ha pasado antes por el amor. Es difícil odiar a alguien a quien apenas conoces. Obviamente la gente te puede gustar o no, pero para odiar a alguien debe haber cierto trasfondo.

El odio está subestimado. Odiar a alguien no hace que te salgan chispas de los ojos y puedas quemar a la persona odiada. Ser odiada sólo duele cuando lo sabes y eso si te importa la persona que te odia. Cuando una persona que te importa te dice, de verdad, que te odia…Se te parte el alma. Yo la he cagado cientos de veces con eso. Mil veces he usado la palabra odio cuando he estado molesta, enfadada, discutiendo o simplemente, porque sí. Nunca te das cuenta de lo que duele hasta que te pasa a ti.

Recuerdo lo mucho que me dolió no sólo decirlo sino el ver las consecuencias que ello trajo. Tantas veces me nublaron la vista las lágrimas por su ausencia… Hasta que me di cuenta de que la distancia era tanta como la que quise yo poner entre nosotros. Nunca te das cuenta de la magnitud de las palabras hasta que te golpean en la cara.

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