lunes, 12 de diciembre de 2011

Memories.

Me es imposible no echar la vista atrás y acordarme de ti. Vivo con la cabeza girada al pasado y en ocasiones no sé fijar la vista al frente. Vivir en el pasado me mantiene rodeada de recuerdos.


Curiosamente cuando observamos el pasado todos los recuerdos negativos pasan a un segundo plano, como si nunca hubiesen sucedido, como si nunca nos hubieran hecho el daño que creíamos imborrable.

Resulta curioso lo selectiva que es la memoria en ocasiones. Cuando indago en recuerdos dolorosos recuerdo el daño que me hicieron en su momento, pero comparado con el dolor que actualmente me causa, es nulo.

El paso del tiempo es como el agua sobre las huellas en la arena. Quizás no lo borre en la primera pasada, pero acabará desapareciendo, hasta que pises otra vez. Realmente la memoria es como dar un paseo por la playa. Vamos dejando huellas poco a poco. Algunas más profundas que otras y cuando llega la ola del tiempo, se va llevando nuestros recuerdos menos relevantes mientras que nosotros remarcamos los importantes una y otra vez, dejando que permanezcan en nuestra memoria de manera permanente. Hay recuerdos que son tan profundos que ninguna ola podrá desvanecerlos. Me gusta mucho mirar hacia atrás. Quizás porque camino hacia delante siempre como si tuviese ojos en la espalda…hasta que algo, me haga chochar en el camino. Aun cuando quiero caminar con paso firme hacia delante, hay algo desde atrás que me hace girarme y perder el norte.

Supongo que soy una de esas personas que miran a todas partes, asegurándose de que todo está en su sitio y permanece en el lugar en el que creo que debe estar. Soy uno de esos extraños especímenes a los que les gusta el orden en el caos.



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