sábado, 17 de diciembre de 2011

Decisiones

Dicen que las decisiones que más nos cuesta tomar son las mejores y las más importantes porque marcan nuestras vidas para siempre. Hasta aquí todo bien, todo normal y, para mí, todo cierto. Ahora…aunque sean decisiones importantes, ¿podemos dar marcha atrás en caso de inconformidad con la decisión tomada?


¿Cuántas decisiones son incorrectas? ¿Cuántas veces nos hemos equivocado? Muchísimas. ¿Cuántas veces lo hemos podido arreglar sin consecuencias? Ninguna.

Todos estamos de acuerdo en que nos podemos equivocar, pero casi ninguna persona es capaz de perdonar los errores en cuanto a la toma de decisiones se refiere. Las consecuencias son inevitables. Recuerdo todas y cada una de las promesas que me han hecho y no se han cumplido, las que he hecho y no he cumplido, las veces que he dicho que iba a hacer algo y no lo he hecho, las veces que dije que no iba a hacer algo y lo hice. Y también recuerdo las consecuencias que ello ha tenido. Desde un enfado tonto hasta el rencor escondido en alguna parte y que sale sin avisar.

¿Qué si me arrepiento? Supongo que no, todo ello me ha hecho no volver a cometer los mismos errores. ¿Qué si me habría gustado haber sido lo suficientemente inteligente como para no haberla cagado? Sí.

No se puede dar marcha atrás sin consecuencias. No puedes esperar que todos entiendan tu error. No puedes esperar que todos olviden tu error.

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